Los equipos se colocan en fila de relevos; a unos veinte metros de distancia, frente a cada equipo,
hay un cubo o balde de agua. El primer jugador de cada equipo corre a tomar el cubo dando la
vuelta a su equipo cuando regresa y entregándolo al siguiente jugador, quien lleva el cubo a su
lugar y regresa para que el tercero haga lo mismo que el primero y así sucesivamente. Cada
jugador se coloca, al terminar de actuar, al final de su fila. El primer equipo que termine sin haber
derramado más de tres centímetros de agua es el que gana. Debe medirse el agua del cubo antes
de empezar el juego y al terminar.
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