Un muchacho se encorva apoyándose en el suelo sobre los nudillos de sus manos y sobre sus pies,
haciéndose de potro; mientras otro, montado sobre él y sosteniéndose solamente por la presión de
las rodillas, trata de mantenerse en su sitio. El caballo trata de deshacerse del jinete, pero
conservando en todo momento las manos y los pies sobre el piso.
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