Otro aspecto relevante en el desarrollo de la
personalidad es el que dice relación con los procesos
cognoscitivos y el desarrollo intelectual.
Descubrir la información, almacenarla, hacer
inferencias y sacar conclusiones, valorar la calidad de
las ideas y soluciones, discernir entre ellas, son tareas
propias de la inteligencia, que van desde los simples
esquemas infantiles hasta los conceptos más
elaborados de la adolescencia y la vida adulta.
El Movimiento Scout valora en este campo la
adquisición y el ejercicio de la capacidad de pensar y
de innovar.
La posesión de un abundante deposito de
conocimientos debe distinguirse de la libertad para
usar ese conocimiento. Al joven dotado de una variada
gama de imágenes y conceptos acostumbramos
considerarlo inteligente, pero al que utiliza ese cumulo
de manera original y relevante, aportando soluciones o
productos nuevos, lo llamamos creativo.
La creatividad es un concepto que ha recibido
mucha atención e innumerables definiciones en la
época contemporánea; y no está referida sólo a la
creación artística, como tampoco es un don especial
recibido en el paquete hereditario.
Es una aptitud que existe en la persona y que es
preciso hacer brotar. Para que surja, se necesita
además educar una actitud creativa, caracterizada por
una apertura de la persona a la plenitud de sus
experiencias, sensible a lo que acontece en su
entorno, a los demás seres humanos y, sobre todo,
sensible a lo que descubre dentro de sí mismo.
La insatisfacción de las necesidades prioritarias,
como las fisiológicas, la seguridad, el amor, la estima;
la falta de conocimientos suficientes, el apego a reglas
antiguas, el miedo al error y al fracaso, la incapacidad
para la aventura, el ambiente severo, el conformismo
con el entorno, la censura sistemática, constituyen
serios obstáculos al desarrollo de la creatividad.
Por eso el Movimiento Scout introduce en su
programa experiencias estimulantes, novedosas y
provocativas, que motivan a los jóvenes por lo poco
frecuente, por lo nuevo, por lo que todavía no se repite.
Un joven que egresa del Movimiento ha vivido en una
atmósfera facilitante de cordialidad, seguridad y
libertad, donde ha sido invitado a lanzar lejos la
mirada, pero bajo el gesto atento del adulto que
refuerza, orienta y apoya.
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