Es muy claro que los juegos en el Escultismo tienen un propósito, y que este propósito debe existir
bien definido en la mente del Scouter en cada juego, tanto cuando él proyecta su programa, como
cuando lo lleva al cabo. Cualquiera que sea el juego, su propósito puede obtenerse si se le
practica:
Con comprensión.
Con disciplina.
Con entusiasmo.
El Scouter debe cerciorarse con exactitud de que entiende cuál es el propósito del juego, cuál es su
trama y cuáles son sus reglas. Entonces explicará de manera sencilla y breve cómo se practica el
juego y en caso de que exista alguna duda dirá qué es lo que está permitido y qué no.
Cuando se
practica un juego nuevo la explicación de éste estará bien que se termine con esta interrogación.
¿Alguien tiene alguna pregunta que hacer?
Es natural que los muchachos sean impacientes, y los Scouts no son muy diferentes que los demás
muchachos en lo de principiar a hablar cuando se les están dando instrucciones.
Es este un pecado
venial, que tiene su origen en el entusiasmo, pero el Scouter jamás tratará de contrarrestarlo
levantando la voz. Esto es fatal y conduce a una competencia perjudicial tanto para el espíritu de la
reunión como para la disciplina de la Tropa.
El Scouter debe dejar de hablar en ese mismo momento. Los muchachos inmediatamente se darán cuenta y después de una o dos veces, tan
El Scouter debe dejar de hablar en ese mismo momento. Los muchachos inmediatamente se darán cuenta y después de una o dos veces, tan
pronto como el Scouter deje de hablar, ellos también lo harán y se pondrán a escuchar,
especialmente si él reanuda las instrucciones con el mismo tono de voz, la misma calma y una
sonrisa amistosa, sin hacer ningún comentario sobre la interrupción. Los muchachos en el
Escultismo aprenden con el ejemplo y la camaradería, no por sermones o por métodos cuartelarios.
Repito, las instrucciones deben ser breves, claras y precisas. Igual deben ser las señales para
principiar el juego, especialmente cuando se trate de una carrera de cualquier clase. En esto
(particularmente tratándose de relevos) una excelente costumbre es que el juego no principie sino
a la segunda llamada del silbato o a la segunda palmada.
La primera señal significará "listos", la
segunda "salgan". Ésta es la forma más justa según he podido descubrir y los muchachos se dan
muy bien cuenta de la justicia en la aplicación de las reglas y métodos del juego. Permítaseme un
ejemplo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario