Dos muchachos se colocan de pie sobre sendos cubos volteados hacia abajo, cada muchacho
armado con una lanza ligera de bambú, acojinada en las puntas, y tratan de hacer bajar del cubo
al contrario. Los jugadores no pueden coger la lanza del contrarío y sólo pueden defenderse con
una mano. Las lanzas deben tener dos y medio metros de longitud.
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