El muchacho no recibe todo el beneficio del Escultismo hasta que no obtiene el grado de scout de
primera clase. Las pruebas que debe pasar para obtenerlo fueron ideadas con la intención de que a
quien demuestre suficiente capacidad para esa categoría se le considere poseedor de las cualidades
básicas necesarias para ser un ciudadano viril y honrado.
Cuando el muchacho es consciente de que ha pasado sus días de noviciado, y de que es ya un ser
responsable, con capacidad ejecutiva, digno de la confianza de sus superiores, adquiere seguridad
en si mismo.
Las ambiciones y las esperanzas comienzan a golpear a las puertas de su alma.
Entonces se sentirá mejor preparado que antes y dueño de esa confianza en sí mismo que da
esperanza y ánimo, en momentos difíciles de la lucha por la vida, así como fuerza espiritual en los
empeños para llegar a la meta de sus aspiraciones.
Los conocimientos de Primeros Auxilios y los medios para extinguir incendios, el viajar en
carromatos y el construir puentes, son de gran valor para desarrollar la destreza y aguzar el
ingenio, ya que el muchacho, en cooperación con los demás, es responsable de la parte que le
corresponde en la obra.
La natación tiene su valor educativo -mental, moral y físico- porque da confianza del dominio de un
elemento y la de poder salvar vidas, y con ella se desarrollan también los pulmones y las
extremidades.
Cuando el autor de estas líneas adiestraba a la Policía Sudafricana, acostumbraba enviar a los
hombres en parejas para que llevaran a cabo recorridos de grandes distancias, de trescientos a
quinientos kilómetros, con el objeto de enseñarlos a defenderse mutuamente y a usar su
inteligencia.
Pero cuando tenía un recluta algo torpe, lo enviaba solo, sin nadie que lo protegiera, tanto para
que se desempeñara por sí mismo, y buscara los medios de alimentarse él y a su caballo, como
para que, sin ayuda, rindiera el informe de su expedición.
Esta fue la mejor práctica de todas para
imprimir confianza en sí mismo y avivar su inteligencia; y refleja un principio que puedo
recomendar con toda fe a los Jefes de Tropa para el adiestramiento de sus scouts.
De todas las escuelas, el campamento es, sin duda ninguna, la mejor para enseñar a los chicos las
cualidades del carácter que se desea inculcarles. Allí el ambiente es saludable; los muchachos se
vuelven ambiciosos y perspicaces; les rodea todo un mundo interesante, y el Jefe de Tropa tiene a
ésta constantemente, día y noche, bajo su dirección.
El Jefe de Tropa tiene en el campamento, según puede notarse, la mayor oportunidad de observar
y conocer las características individuales de cada scout, para después encauzarlas en la dirección
conveniente a su desarrollo; y los muchachos a su vez van adquiriendo las cualidades del carácter
inherente a la vida campestre, en la cual el comprensivo Jefe de Tropa puede inculcarles, con jovial
y bondadosa dirección, disciplina, habilidad, ingenio, confianza, destreza, conocimiento de los
bosques, manejo de canoas, espíritu colectivo, los secretos de la naturaleza, etc. Una semana de
esta clase de vida equivale a seis meses de enseñanza teórica en las aulas por excelente que ésta
Por lo expuesto anteriormente se aconseja que el Jete de Tropa poco experto en ese ramo estudie
el arte de acampar en sus distintos aspectos.
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