sábado, 13 de octubre de 2012

Consérvese sano

Las estadísticas nos muestran la existencia de un gran número de individuos que no gozan de buena salud; y que con un poco de cuidado y atención podrían haber sido personas sanas y útiles a la sociedad. Algunos informes sanitarios escolares nos han demostrado que uno de cada cinco alumnos adolece de algún defecto que le impide desempeñarse con eficiencia durante el resto de su vida: defecto -entiéndase bien- que pudo haber sido corregido. 
Estos datos son inmensamente importantes, y señalan de inmediato la necesidad y el remedio. Si se instruye al niño a su debido tiempo podrían salvarse millares anualmente, convirtiéndolos en ciudadanos vigorosos y capaces, evitando que durante el resto de sus días arrastren una vida miserable y solamente útil a medias. Esto tiene trascendencia tanto para el individuo como para la nación entera. 
Mucho se ha dicho sobre la cultura física y el desarrollo de las generaciones futuras sobre bases mucho más generales, y hacia este fin tienden los grandes esfuerzos de nuestra labor. 
Pero quiero advertir a los Jefes de Tropas que no dejen que este impulso los guie por la senda equivocada.
En el cuadro que aparece en la capítulo "Escultismo" de la primera parte de este libro, se puede ver cómo y por qué el Carácter y la Salud Física son los principales objetivos del Escultismo, y también se ven allí los medios de que nos valemos para lograrlos. Pero no hay que olvidar que la salud no tiene necesariamente que ser el resultado de los ejercicios físicos. El adiestramiento físico que se da al ejército ha sido cuidadosamente estudiado y es excelente para el propósito que persigue. Está destinado a desarrollar el sistema muscular del individuo; y los soldados mejoran tremendamente su constitución física bajo esta intensa forma de preparación. Pero a menudo es artificial, y lleva por objeto la adquisición del desarrollo que no se obtuvo en forma natural. Los ejercicios violentos no son naturales. 
El guerrero zulú, aunque es un espléndido ejemplar de la raza humana, desconoce por completo la gimnasia sueca. Y el muchacho corriente, que ha jugado fútbol y se ha mantenido en buenas condiciones físicas mediante ejercicios practicados de vez en cuando, tampoco tiene que recurrir a los ejercicios violentos para continuar su desarrollo armónico. Son los juegos al aire libre, las caminatas, la vida bajo tiendas de campaña y la alimentación sana, en combinación con el adecuado descanso, lo que lleva al cuerpo la salud y el vigor, en forma natural y no de manera artificial y efímera. 
No hay quien no convenga en esto. Es simple en teoría, aunque en la práctica se presentan algunas dificultades que hay que vencer. Los muchachos de la ciudad o los que trabajan todo el día en las fábricas no tienen la oportunidad de salir al aire libre a practicar sus juegos, y naturalmente deberían aprovecharla los que trabajan a campo raso y los niños de los campos: pero es el caso que un muchacho campesino raras veces conoce un juego y ¡ni siquiera sabe cómo correr! 
Es desconcertante ver cuán pocos muchachos Dueden hacerlo El paso elástico y natural se adquiere solamente con la práctica de las carreras. Sin este ejercicio, el pobre muchacho desarrolla el andar lento y pesado del campesino o el paso desigual y arrastrado del habitante de las ciudades. ¡Y cuánto carácter se revela en el porte airoso de un hombre!

No hay comentarios:

Publicar un comentario