Primer Punto:
Desarrollo de la conciencia de sí, de su propia identidad, de la valoración de sí mismo como
persona; de su capacidad de sentir, pensar, querer y hacer. El sentimiento de su responsabilidad y
libertad para cerrar compromisos, para elegir y aceptar. La permisividad para correr riesgos
asumiendo sus consecuencias, para reparar errores y equivocaciones.
¿Habrá que explicar la importancia que tiene para el ser humano el sentimiento del propio valor?
¿Del sentimiento de la autoestima? ¿De la conciencia de lo que él es y lo que eso significa en el
programa de evolución que se trazó en el Universo? Pareciera que la respuesta es obvia y se dirá
que no hace falta, pero no obstante se puede asegurar que la realidad es todo lo contrario:
Explicarlo hace una falta inmensa.
Y venga al caso un relato de los que más me han impresionado en la vida.
Una vez se celebraba una reunión con muchachos de los llamados
'Delincuentes'; en un instituto de reeducación. Se intentaba aplicar
nuevos métodos para la recuperación de los menores; se ensayaba
el hacerles tomar conciencia de la variación de sus emociones,
mediante la interacción de las palabras. De repente, cuando se
hacía el ejercicio, un menor de catorce años de color trigueño y
mirar hosco, mal encarado, no pudo contener las lágrimas y empezó
a llorar. Fue necesario suspender lo que hacían y preguntarle qué
pasaba. A lo que respondió enjugándose las lágrimas como pudo,
que lo había conmovido el hecho que era la primera vez en su vida,
cuando había oído que alguien le decía que lo apreciaba porque era
una buena persona.
¡El instructor quedó impactado al caer en cuenta de tan tremenda
realidad! que a esa edad un muchacho oyera por primera vez en su
vida, que alguien le decía que lo quería porque era una buena
persona. El instructor comprendió la enorme carencia que ello
significaba, dándose cuenta de cómo alguien podía quedar marcado
en su destino por el camino de la desesperanza. Sino sabía que era
buena persona y la imagen que tenía de sí era mala, ¿qué otra cosa
podía pensar él de sí mismo sino que tenía que ser
irremediablemente un delincuente?
Creo que el ejemplo basta. Para que el hombre llegue a la plenitud de su desarrollo, tiene que
empezar por la configuración de un núcleo que luego amplía; ése es el buen sentimiento de sí
mismo, de su valor propio como ser humano.
¡Y más dramático se torna todo cuando volviendo los ojos a nuestra realidad, encontramos que el
niño por lo general, se encuentra en un medio donde se le induce el sentimiento de no valer nada!
Sentimiento reforzado al infinito, por la palabra del adulto ratificada en su conducta. ¡Que
tremendo!
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