Tercer Punto:
El desarrollo y valoración de la propia mano y su capacidad creadora.
Es muy singular y he pensado en este punto varias veces, que el Fundador escogió la mano y no la
lengua, o sea la capacidad de hacer en vez de la capacidad de hablar y en esto es notoria la
sabiduría contenida en el Gran Juego, para ayudar a desarrollar la personalidad del niño.
Vayamos a algunos comentarios que vienen al punto.
La mano. Cuántos pensarán que la mano es un órgano para agarrar, aprehender objetos, sostener,
etc. ¡La mano es mucho, mucho más que eso! Es el órgano que desarrolla en el niño más
finamente la sensibilidad discriminatoria, después de la boca. Con la mano reconoce la realidad que
lo rodea. En otras palabras, gracias a ella puede reconocer al mundo.
No en balde el ciego logra
desarrollar el tacto hasta límites inimaginables para sustituir la vista.
Recordemos cómo el niño pequeño todo lo lleva a la boca, haciendo como una primera clasificación
de las cosas en blandas o duras, dulces o amargas, saladas, ácidas o insípidas, apetecibles o
repugnantes; y de allí a buenas o malas, útiles o inútiles, a los fines de calmar el hambre, la sed y
las necesidades de la nutrición. La boca es la medida de todo, luego se cargará del sentido erótico
en el beso, o agresivo en la mordida; creador o destructor en la palabra. La boca nos enseñará a
correlacionar en lo profundo la continuidad entre lo blando y tibio, como expresión de amor que
nutre, y lo duro y frío como expresión de lo inútil, lo perjudicial y dañino. Así surge un primer plano
de la clasificación del bien y del mal.
El mundo todo se presentará así clasificado en esas dos
categorías.
El niño más tarde desarrollará otros sentidos y le será posible elaborar e integrar de otra manera,
el conjunto de informaciones que permanentemente le llegan del exterior. Habrá noción de colores,
de formas, de espacios, de objetos y distancias, todo se irá desarrollando posteriormente.
Más adelante la mano reemplazará a la boca, como las antenas en algunas especies de animales,
las maxilas en los arácnidos y los crustáceos, para continuar el reconocimiento del mundo.
La mano es el órgano exquisito de la sensibilidad; está hecho no sólo para tomar, aprehender o
dejar las cosas, sino también para sentirlas.
La mano ha sido lograda por un proceso extraordinario de la evolución de ese órgano. Muchos
ensayos y pruebas fueron hechas por la evolución hasta llegar al modelo actual, con un pulgar
oponente, que no posee otra especie animal.
Comparemos las diferencias y analogías entre la pata
delantera de un caballo, luego un perro, seguidamente un oso, un gato, un mono y por fin el
hombre. Interesa aquí, no tanto ver una posible evolución de una especie a otra, tema que ha
ocupado a la ciencia en distintas épocas, como el hecho de la complejidad creciente y perfectiva,
entendiendo por esto último la capacidad de cumplir un mayor número refinado de funciones.
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