Al igual que las dimensiones biológica,
cognoscitiva y moral, las experiencias afectivas forman
parte de la vida y contribuyen a definir la personalidad.
Las emociones, sentimientos, pasiones y
motivaciones le confieren a toda actividad humana una
particular resonancia, que aun cuando sólo la podemos
definir de un modo vago, es de tal importancia
subjetiva que deja una huella decisiva en la historia
interna de las personas.
Las experiencias afectivas se generan desde los
estímulos concretos de la vida práctica, se vivencian
interiormente, provocan reacciones corporales, se
manifiestan en la conducta y se expresan en las ideas,
juicios y pensamientos, influyendo finalmente en la
definición de la personalidad.
Todo proceso de aprendizaje debe procurar que
la vida afectiva se integre adecuadamente al
comportamiento, favoreciendo el desarrollo.
El proceso de formación scout propende al logro
y mantenimiento de un estado de libertad emocional,
en que la persona expresa sus emociones sin
inhibición, con naturalidad, sin temor a mostrarse
como es ni necesidad de aparentar más. Pero al
mismo tiempo ensena a expresar los sentimientos
positivos o negativos de una manera adecuada a las
circunstancias, sin agresividad. Este comportamiento
asertivo reduce el nivel de ansiedad, permite
comprometerse sin temor, ensena a negarse a
peticiones no razonables sin sentir culpabilidad y
defiende los propios derechos sin violar los ajenos.
A los jóvenes egresados del Movimiento se les
pide además que su equilibrio y su madurez emocional
se expresen en una actitud de identificación, simpatía,
comprensión y afecto hacia las demás personas.
Esta actitud supone el profundo conocimiento de
sí mismo que ya vimos con ocasión del desarrollo del
carácter y una aceptación del sentimiento del amor
como entrega y ofrenda valiosa que se hace
voluntariamente a otro, en que el bien de la otra
persona es idéntico al propio.
A partir de esa misma afirmación se construye
por otra parte el conocimiento, aceptación y respeto de
la propia sexualidad y de la del sexo complementario y
la valoración de la familia como una comunidad que
vive el amor.
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