Por las razones comentadas anteriormente, también se
encontrarán algunas líneas tratadas con menor intensidad que otras.
Los objetivos que pudieran echarse de menos en ellas, están
contemplados en otra línea o sub línea, de la misma área de
crecimiento o de otra.
Tal es el caso de la primera línea de corporalidad, la que está
fuertemente desarrollada en la segunda línea de la misma área.
Mientras la primera plantea la actitud frente al desarrollo armónico del
cuerpo y observa su progresión a través de indicadores esporádicos,
la segunda mide a través de cuatro sublíneas, y en una secuencia
progresiva bastante estricta, la manera concreta en que la persona
procura el orden en su organismo en las distintas edades.
Otro ejemplo es la sublínea 2.1 de corporalidad, la que es
complementada por la cuarta línea de afectividad, que desarrolla en
detalle el conocimiento, aceptación y respeto por la propia sexualidad y
por la del sexo complementario.
Un tercer ejemplo se encuentra al relacionar la sublínea 2.4 de
corporalidad, relativa a la orientación de impulsos y fuerzas, con la
sublínea 1.2 de carácter, que se refiere a la aceptación de sí mismo
con capacidad de autocrítica.
Una persona que aprende a aceptarse
críticamente debiera tener una menor propensión a la frustración y, muy
probablemente, disminuirá su nivel de agresividad. El tema como un
todo se trata en esas dos sublíneas, aún cuando están ubicadas en
áreas diferentes.
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