La finalidad de todo proceso educativo es la
libertad y toda autoridad se justifica en la medida que
existe para la libertad de quienes educa, dirige o
gobierna.
Si la persona humana es un ser racional capaz
de conocer la verdad y si su voluntad debe elegir los
valores en base a los cuales ordenar su vida, la
libertad es el medio insustituible dentro del cual deberá
ejercer esas facultades.
De ahí que el sistema scout no sólo propende a
la libertad como objetivo, sino que también la practica
progresivamente como método conducente a la libertad
plena, tanto individual como social. Es una escuela
para la libertad y en libertad.
Pero el fundador definió también al Movimiento
como una escuela de civismo y democracia,
destacando que el hombre encuentra más plenamente
su vocación humana en la medida en que se comunica
y dialoga con los demás hombres.
La libertad humana es para realizarse en el
encuentro con los otros, para asumir una actitud
responsable ante el hecho social. Es así como la
libertad se convierte en respuesta, en compromiso con
la comunidad, en auxilio al que sufre, en socorro al
medio natural depredado, en encuentro y diálogo entre
las culturas, en solidaridad.
No es otra la idea de Baden-Powell cuando
propuso a los scouts que estuvieran siempre listos, o a
los rovers que hicieran de su vida un servicio
permanente e incluso cuando recorriendo a los lobatos
que no se escucharan a sí mismos.
Todo el método scout es un gran sistema para
escuchar a los otros, a todos los otros, sin distinciones
de ninguna especie; y es un llamado para ir en ayuda
de quienes lo necesitan, especialmente de los más
débiles.
Una persona formada en el Movimiento solo se
realizará plenamente si desarrolla la dimensión social
de su personalidad.
De ahí que el Movimiento ponga un marcado
énfasis en el aprendizaje de la solidaridad,
privilegiando todas las oportunidades de servir.
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