Gran parte de los objetivos han sido diseñados pensando en contribuir
a su logro a través de diversas actividades educativas. Sin embargo, hay
muchos cuya obtención no resultará sólo de experiencias inducidas por las
actividades, como también hay otros que no requieren actividades para su
obtención o que no es posible lograrlos a través de actividades.
Volvemos al tema de la riqueza de la vida. En las conductas de las
personas está influyendo constantemente una variedad de factores de una
amplitud, complejidad y profundidad mucho mayor que cualquier sistema de
actividades.
La familia en que se nace y se forman los sentimientos, el
sistema escolar al que se pertenece, los amigos con que se comparte, el
ambiente socio cultural en que se vive, la situación económica con la que se
lucha, la realidad psicológica heredada, la vulnerabilidad ante los medios de
comunicación y tantos otros, interactúan a diario en la formación de la
personalidad.
Sin embargo, trabajar educativamente en base a actividades que
permiten experiencias que conducen al logro de determinados objetivos, será
una acción que contribuirá de manera importante al logro de la realización
personal, estableciendo una línea conductora en medio de todas esas
influencias. Más aún si esos objetivos se fundan en una jerarquía coherente
de valores que otorgan a la vida un argumento
No hay comentarios:
Publicar un comentario