En un artículo que apareció en la revista inglesa "Teacher's World', se describe de la siguiente
manera esa complicada obra de la Naturaleza: el muchacho.
A juzgar por mi propia experiencia, yo diría que los muchachos viven en un mundo aparte
exclusivamente suyo... un mundo que ellos se han hecho para sí mismos; y en ese mundo no
tienen cabida ni los maestros ni las lecciones.
El mundo del muchacho tiene sus propios acontecimientos y normas, códigos y chismes y opinión pública.
El mundo del muchacho tiene sus propios acontecimientos y normas, códigos y chismes y opinión pública.
No hay que olvidar que en cuanto el muchacho ingresa al Escultismo, quiere
empezar inmediatamente a explorar. Así pues, no se debe cohibir su
entusiasmo dándole al principio demasiadas explicaciones preliminares.
Satisfáganse sus deseos con juegos y prácticas de exploración y después
incúlquensele poco a poco los detalles elementales.
"Contra el viento y marea por parte de maestros y padres, los muchachos se mantienen leales a su
propio mundo. Obedecen su propio código, por diferente que sea al que se les inculca en el hogar y
en el aula. Prefieren sufrir contentos el martirio que los adultos les infligen a ser desleales a su
propio código."
"El código del maestro, por ejemplo, ordena el silencio, precaverse de los peligros y la conducta
decorosa.
El código de los muchachos es diametralmente opuesto: prescribe la hulla, los riesgos y el tumulto. "¡Diversión, pleitos y hartazgos!
El código de los muchachos es diametralmente opuesto: prescribe la hulla, los riesgos y el tumulto. "¡Diversión, pleitos y hartazgos!
Éstos son los tres elementos prinoinales del mundo del muchacho.
Son fundamentales.
Son por los que verdaderamente se preocupa, y no tienen nada que ver con maestros ni con libros de texto."
Son por los que verdaderamente se preocupa, y no tienen nada que ver con maestros ni con libros de texto."
"Según la opinión pública en el Reino de los Muchachos, eso de sentarse durante cuatro horas
diarias, en un cuarto, ante un pupitre, es una miserable pérdida de tiempo y de sol.
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