Con la palabra "Escultismo" se quiere significar el trabajo y atributos de los leñadores
exploradores, cazadores marinos y colonizadores.
Al transmitir a los muchachos los elementos de esos personajes, les proporcionamos un sistema de
juegos y prácticas que satisfacen sus deseos e instintos, siendo ello a la vez de valor instructivo.
Desde el punto de vista de los muchachos, el Escultismo los mezcla en bandos fraternales, que son
su organismo natural, ya sea para el juego, la travesura o el ocio; les da traje y equipo elegantes;
les toca la imaginación y el romanticismo y los hace entregarse a una vida activa al aire libre.
Desde el punto de vista de los padres, estimula en sus hijos la salud corporal y los desarrolla; les
da energía; les enseña trabajos manuales y les aguza el ingenio; instila en el mozalbete disciplina,
determinación, hidalguía y patriotismo: en una palabra, les forja el "carácter", lo más esencial para
que un muchacho se abra camino en la vida.
El adiestramiento del scout atrae a los muchachos de todas las clases sociales, ricos y pobres, y
aún a los impedidos, sordomudos y ciegos. Inspira el deseo de aprender.
El principio motriz del
Escultismo es estudiar las ideas del muchacho y animarlo a que se eduque por sí solo en vez de
esperar a recibir instrucción.
Proporciona un buen comienzo en la instrucción técnica concediendo insignias para premiar la
pericia en diferentes clases de aficiones y trabajos manuales, además de las ya instituidas para
scouts de primera y segunda clase, que representan los méritos que han hecho en la natación,
exploración cocina, vida de campamento y otras actividades que ponen de relieve su hombría y
habilidad,
El objeto que nos guía a ofrecer tantas insignias en este período elemental es el de hacer
que todos traten de emprender diferentes labores, y que el ojo vigilante del Jefe de Tropa pueda
reconocer inmediatamente la inclinación particular de cada uno, y luego inspirarle ánimo, según el
caso. Y ése es el mejor camino que debe tomarse para la expansión del carácter individual del
muchacho, y para encarrilarlo en la senda de una brillante carrera.
Más aún: estimula la conciencia de responsabilidad del muchacho, para bien de su propio
desarrollo y salud; confía en su honor, y espera que todos los días haga una Buena Acción.
Cuando el propio Jefe de Tropa tiene en sí mismo algo de muchacho, y logra comprender todas las
cosas desde el punto de vista del muchacho, bien puede, si tiene imaginación, inventar nuevas
actividades, haciéndolas variar con frecuencia, para satisfacer la sed de novedad de los
mozalbetes. Fijémonos, por ejemplo, en lo que hacen las empresas teatrales. Si éstas ven que
alguna representación no agrada al público, no insisten en repetirla, con la esperanza de que a la
larga llegue a gustarles a los espectadores; lo que hacen es retirar la representación y substituirla
por otra de más interés
Los muchachos pueden encontrar aventuras hasta en un charco sucio, y si el Jefe de Tropa es
hombre-muchacho, también podrá encontrarlas allí. Para encontrar nuevas ideas no es necesario
incurrir en grandes gastos ni contar con aparatos, pues muchas veces los mismos muchachos
contribuxen con sugestiones.
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