Respetuosos de la pluralidad de la naturaleza
humana e interesados en el hombre completo,
impulsamos el desarrollo equilibrado de las diversas
dimensiones de la personalidad de los jóvenes,
suscitando, formando y dando oportunidades de
pleno despliegue a toda la compleja variedad de
expresiones de la persona.
Esta armonía integradora comprende el desarrollo
del cuerpo, la estimulación de la creatividad, la
formación del carácter, la orientación de los afectos,
el sentido de los otros y el encuentro con Dios.
La salud, la realización personal, la identidad, la
madurez, la integración social y la propia felicidad,
dependen de un desarrollo armónico de todos esos
aspectos.
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