La expresión más visible y atrayente del
método scout, donde se integran en
concertada armonía todos sus otros
componentes, es su variado programa de actividades, el
que constituye para los jóvenes una oferta coincidente con
sus intereses y de la cual ellos eligen lo que desean hacer.
Estas actividades, algunas de ellas fijas y la mayoría
variables, permiten a los jóvenes tener experiencias
personales que los conducen al logro de los objetivos que
el Movimiento les propone para las distintas etapas de su
crecimiento.
Esos objetivos se encaminan progresivamente al
cumplimiento del proyecto educativo del Movimiento, se
basan en las necesidades del desarrollo armónico de los
jóvenes y se ajustan a sus posibilidades en las diferentes
edades.
Las actividades propuestas contienen desafíos que
estimulan al joven a superarse, permiten experiencias
que dan lugar a un aprendizaje efectivo, producen la
percepción de haber logrado un provecho y despiertan
el interés por acometerlas.
Por eso decimos que son
desafiantes, útiles, recompensantes y atractivas.
Toda actividad que reúna esas condiciones es susceptible
de incorporarse a este programa de jóvenes, el que
se construye, realiza y evalúa entre todos, mediante
modalidades de animación que varían según las distintas
etapas de progresión.
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