¿En qué forma? Naturalmente, lo primero que se nos ocurre, con respecto a eso, es pensar en las
Especialidades de artes manuales. Pero debe recorcordarse que, aunque decimos artes manuales,
aquilatadas al reflejo de nuestras normas, son algo más que aficiones y parte integrante del
sistema que nosotros empleamos para orientar a los muchachos por medio de un comienzo fácil.
Estas aficiones luego se convierten en algo más aproximado a las especialidades, como
adiestramiento vocacional para scouts de primera clase.
Mientras tanto, las aficiones o
pasatiempos tienen su valor propio. Son labores en que un muchacho aprende a emplear sus
manos y su cerebro, así como empieza gradualmente a derivar del trabajo.
Y es posible que, en el
caso de algún muchacho, sigan siendo sus aficiones por muchos años, mientras en otro sean tal
vez el paso inicial hacia una de las artes mecánicas que se conviertan luego en su profesión u oficio
permanente. Sea como fuere, el muchacho que las practica no estará tan expuesto como antes a
convertirse más tarde en disipador. Porque las aficiones son un antídoto contra las artimañas de
Satanás.
Pero, sin la ayuda de ciertas cualidades, las aficiones o artes manuales carecerán de la virtud de
orientar al muchacho hacia una profesión. Por eso, el artífice debe tener disciplina. Tiene que
adaptarse a las indicaciones del jefe o director y al ambiente de sus compañeros de trabajo. Tiene
que mantenerse formal, serio, eficiente y dispuesto.
Además, necesita energía; y ésta depende de su caudal de ambición, destreza, ingeniosidad y
salud.
Ahora ¿en qué forma utilizamos nosotros ese recurso en el adiestratamiento de los scouts?
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