viernes, 2 de noviembre de 2012

Continencia - II

Retinándose a esta importante cuestión, un distinguido erudito (el Dr. Alien Warner) ha dicho lo siguiente: "Con frecuencia se ha expresado el temor de que tal enseñanza engendre ciertos hábitos perjudiciales; pero no existe ninguna prueba para demostrar eso, y en cambio la experiencia demuestra que la falta de información conduce al naufragio físico y moral de numerosas vidas humanas." Estas manifestaciones son irrefutables. 
El autor de estas líneas puede comprobarlo con datos copiosos, adquiridos durante muchos años de observación personal. La inmoralidad secreta que existe ahora tiene aspectos verdaderamente alarmantes. Y un detalle muy digno de mención es el hecho de que, debido a que se considera como una especie de tabú para la conversación entre adultos y personas menores de edad, el asunto se hace provocativo y tentador, lo cual trae como consecuencia que los jóvenes adquieran generalmente una información errónea, transmitida de unos a otros. En una obra titulada "Lo que un muchacho debe ser", ("What a Boy should know") los doctores Schofield y Jackson dicen esto: 
"El desarrollo sexual evoluciona gradualmente; y es un infortunio serio el hecho de que los vicios perjudiciales comienzan y se practican a una edad muy temprana. Recordando el viejo adagio de que andar prevenido es como andar armado, a los niños debe decírseles lo que los aguarda; porque pronto entrarán en el arriesgado período de la pubertad, y no debe permitirse que lleguen a la puericia careciendo de los conocimientos necesarios para enfrentarse a las nuevas dificultades de su desarrollo." En este asunto, el Jefe de Tropa hallará un amplio campo de acción beneficiosa. 
Mas primero debe averiguar si el padre del muchacho se opone a que su hijo adquiera las nociones indicadas. Además, le conviene consultar a otras personas que conozcan bien al muchacho; y debe cerciorarse de que él mismo tenga la experiencia y la instrucción suficientes. Una manera conveniente para emprender su labor es referirse a esta cuestión mientras habla sobre otras, disertando con sencillez y naturalidad, como si desempeñara el papel de un hermano mayor.

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