sábado, 22 de noviembre de 2014

EL PLAN - III

"El Gran Juego de B.P." es una escuela esencialmente personal, porque tiene a la persona humana como centro, en que se apoya el primero de todos los ejes que la configuran en su conjunto; todo lo demás se estructura en torno y función de ese eje central. El Gran Juego va dirigido en un diálogo o comunicación directa con el muchacho. Es un compromiso que se le ofrece a él, se le propone a él, y se cierra cuando se obtiene su voluntario y libre asentimiento como respuesta.
Se le ofrecen símbolos, situaciones, fantasías, modelos, que estimulan su autoestima por la identificación que con ellos se logra. Se hace un hábito el ejercicio en la práctica, de la capacidad de actuar en forma altruista, como manera de acrecentar el sentimiento del propio valor. 
El Gran Juego le abre una perspectiva no siempre enseñada en la escuela, atractiva y novedosa, como es la posibilidad de comprenderse como parte de todo el proceso de la creación y evolución del universo; conocerse portador de un fenómeno natural prodigioso que se llama la vida, y sobre él sólo uno más notable, que es el hecho de la vida conciente. 
Aquí en este punto a que llegamos, no podemos menos que admirar, cómo el Fundador asentó como centro de su sistema pedagógico, el sentimiento del propio valor.

Segundo Punto: 

El desarrollo del sentimiento de seguridad y confianza, que deriva de la conciencia e identificación con la propia imagen corporal. Desarrollo y estimación del propio cuerpo físico. Es un punto íntimamente ligado al anterior; el uno se apoya en el otro y si no consigue el mutuo apoyo, se entraba el crecimiento del individuo y el sistema de funciones que es al fin y al cabo la personalidad.
¿Habrá que convencer a alguien sobre la importancia de este punto? ¿No bastará acaso para ello que cada quien recuerde un poco su propia historia? ¿Especialmente los años de su adolescencia? ¡El desarrollo del cuerpo! Ser grande "Como la gente grande", como los adultos que a los ojos del niño todo lo pueden, ¡"Son como dioses"! ¿Qué niño no desea ser grande? ¿Qué niño no imita a los adultos, copia gestos, se viste como ellos, porta cuando puede alguno de los objetos y pertenencias que han revestido de singular valor? ¡Qué afán! Eso de ser como los grandes. ¡En cuánta medida se crea el sentimiento de bienestar y seguridad interior, cuando uno ve por algún hecho, que va con el fin a llegar de algún modo, a ser también como los grandes! ¡Qué drama para un niño, cuando a su alcance no hay gente grande a quien parecerse! ¡No hay gente grande digna de ser copiada, sino sólo personas que a mitad de su camino se quedaron en proyecto! Enfermos, pesimistas, desesperados, amargados, que no llegaron a puerto de destino en el viaje de la vida, no alcanzando la meta de su propio desarrollo como persona humana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario