Han transcurrido muchos años desde 19182, pero aun hacemos bien en recordar que la
victoria final en la guerra vino no tanto a la nación que recibió los peores golpes luchando
contra las dificultades más duras en el campo de batalla, sino para aquélla que puede más
rápidamente recuperar sus bases en los campos de la paz y del comercio.
En la Gran Guerra perdimos la flor de nuestra virilidad, no la más débil o la peor.
Todavía tenemos que hacer lo mejor de nuestra parte para reemplazar las pérdidas de la
guerra con buenos hombres para la generación futura.
Nos incumbe a nosotros el poner
todo el esfuerzo para asegurar que éstos están especialmente preparados para ser al menos
tan buenos hombres, como lo fueron sus predecesores, y que no haya algunos que no
valgan la pena entre ellos.
En la lucha por la nación no hay lugar para la escoria. También para el mismo individuo en
sí mismo debería abrirse una mejor formación para todo muchacho. Los muy pobres deben
tener las mismas oportunidades con sus hermanos más afortunados.
Por el mal pueden venir cosas buenas, y si uno de los resultados de la guerra es el que se
suavicen las viejas brechas de clases sin precipitarnos en los extremos opuestos del Bolchevismo, una nueva y mejor era estará apareciendo para nuestra raza.
Esto requiere que la mayoría de nuestros ciudadanos sean hombres de equilibrio y de
carácter para lograrlo con éxito.
La enseñanza ordinaria en las escuelas para la mayoría de nuestros muchachos termina con
la escuela elemental. No obstante todos los esfuerzos de sus maestros, esos muchachos
no tienen suficientes oportunidades de adquirir carácter, salud, gozo por la vida.
Éstas no están incluidas en el curriculum, y depende en gran parte del azar de influencias
de los muchachos fuera de los muros circundantes a la escuela.
El Movimiento Scout ha sido diseñado para ayudar, fuera de los muros de la escuela, a la
educación cuando ésta es insuficiente para producir buenos ciudadanos.
Esto se hace por medio de la Educación, no por la instrucción. Es lo mismo que decir, que
el muchacho se entusiasma por aprender por sí mismo mediante actividades atractivas, en
vez de recibir pasivamente preceptos.
Los montañeses, los exploradores, los piratas del mar, etc., son sus héroes, y por medio
del arte de los bosques, el estudio de la naturaleza y el campismo, tiene la oportunidad de
adquirir las cualidades de propia realización, recursos, confianza en sí mismo y energía,
habilidades técnicas y artesanías, y un sentido de servicio a la comunidad.
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