sábado, 3 de noviembre de 2012

Continencia - III

Algunos Jefes de Tropa tal vez consideren esto muy difícil, si nunca lo han hecho; pero hallarán que se trata de una tarea relativamente fácil que, sin embargo, tiene una importancia inapreciable. A los niños les interesa una explicación de la forma en que las plantas y los animales se reproducen. Asimismo se descubrirá que mostrarán mucho interés cuando se les informa que cada uno de ellos también lleva en sí el germen de otro ser humano, y que ese germen se le ha transmitido, de padres a hijos, a través de incontables generaciones. Dios le ha confiado ese germen y su deber es conservarlo hasta que contraiga matrimonio, y pueda pasarlo a su esposa para continuar el proceso de la reproducción, antes de lo cual no debe malgastarlo. Olvidar esto es deshonroso y tendrá que rechazar las tentaciones que lo inciten a descuidar la obligación sagrada de custodiar ese tesoro que Dios le ha confiado. 
Hablando en términos generales, ésa es una forma bastante adecuada para impartir dichos conocimientos a la juventud; pero recordemos que será necesario tomar en cuenta los diferentes rasgos distintivos de los muchachos, y que cada caso en particular exigirá que se trate la cuestión de una manera distinta. Lo principal, desde luego, es que el Jefe de Tropa consiga granjearse primeramente la confianza del muchacho, y que se establezca entre los dos una relación de fraternidad que les facilite conversar franca y libremente. Por último, es preciso agregar una breve advertencia para los divulgadores del Escultismo que sean jóvenes y carezcan de experiencia. 
El hecho de que, por su edad, estén más próximos al muchacho que otras personas mayores no puede considerarse siempre como una ventaja. Esto frecuentemente resulta desventajoso, y es a veces un verdadero peligro. Ciertas manifestaciones publicadas por el autor de estas lineas anteriormente se han interpretado en el sentido de que considera como deber de todo Jefe de Tropa la tarea de instruir a cada uno de sus scouts en los detalles de la higiene sexual. Pero la intención del autor jamás ha sido ésa; pues opina que tal procedimiento a veces podría tender a desquiciar el sistema de la familia. Su verdadera intención ha sido indicar a los Jefes de Tropas que se fijen en este importante aspecto del desarrollo individual, y sugerirles que traten de conseguir que los scouts dirigidos por ellos reciban tal instrucción, de parte de la persona mejor capacitada para darla, en el momento oportuno y en la forma más adecuada. Además, el autor opina que frecuentemente se verá que quien puede hacerlo mejor no es el Jefe de Tropa, sino tal vez el padre de familia, el médico, el director espiritual o alguna otra persona íntimamente relacionada con el muchacho.

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