jueves, 4 de octubre de 2012

Alegría de vivir - I

¿Por qué se considera el conocimiento de los secretos de la Naturaleza como actividad fundamental del Escultismo? Esta pregunta encierra precisamente la diferencia que existe entre el sistema de enseñanza de los Scouts y el de cualquier otro club de muchachos.
Y puede contestarse fácilmente con la siguiente frase: "Deseamos enseñar a nuestros chicos no solamente la manera de ganarse la vida, sino también la forma de disfrutarla, o sea el arte de gozarla en sentido elevado." El conocimiento de los misterios de la naturaleza, sobre el cual tal vez he insistido demasiado, es el mejor medio de despejar la mente de los muchachos, y al mismo tiempo, si el Jefe de Tropa no descuida este punto, los preparará para apreciar la belleza de la Creación y por ende, el arte, lo cual los lleva a gozar de la vida en un alto plano. Además de que les muestra el poder del Dios Creador, por medio de sus obras maravillosas, cuando a esto se junta la práctica por Él ordenada de hacer el bien a los demás, constituye la base concreta de la religión.
Ayuda al muchacho a crear confianza en sí mismo, a que sea ingenioso y se baste a sí solo, es
decir, que mire de frente a la vida y se labre su propio porvenir.
Hace algunos años me encontraba en la sala de un amigo que acababa de morir, y en una mesa, junto a su abandonada pipa y su tabaquera había un libro de Richard Jefferies -"Field and Hedgerow"- que tenía doblada la esquina de una página donde decía lo siguiente: "El concepto del bien moral no es completamente satisfactorio. La forma más elevada que conocemos hasta el presente es el puro renunciamiento: la práctica del bien no con miras de una recompensa inmediata o más tarde, ni con el deseo de realizar un ideal imaginario. ¡Ésta es la mejor interpretación que podemos darle y es tan poco satisfactoria!

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